Actualizado el 7 de junio de 2021
Queremos que las personas puedan hablar abiertamente sobre los temas que les importan, incluso si algunos no están de acuerdo con estos o los encuentran objetables. En casos excepcionales, permitimos contenido en Facebook o Instagram si es de interés público, incluso si infringe las Normas Comunitarias de Facebook o las Normas Comunitarias de Instagram.
Esta acción se lleva a cabo después de realizar un balance entre el interés público contra el riesgo de daño. Para emitir estos juicios, nos basamos en normas internacionales de derechos humanos, como se refleja en nuestra Política Corporativa de Derechos Humanos.
Nuestra asignación de interés público
Presentamos nuestra asignación de interés público en octubre de 2016 después de recibir críticas globales por eliminar la icónica foto de «niña de Napalm». Descubrimos que determinar el valor público de un contenido puede ser muy subjetivo. Las personas a menudo discrepan sobre qué estándares deberían existir para garantizar que una comunidad sea segura y abierta a la vez.
Al tomar una determinación sobre el interés público de un contenido, consideramos en especial aquel que representa amenazas inminentes a la salud o la seguridad pública o que da voz a los temas que se debaten como parte de un proceso político. También, consideramos otros factores, como:
- Circunstancias específicas del país (por ejemplo, si hay elecciones en curso o si el país está en guerra).
- La naturaleza del discurso, incluso si se relaciona con la gobernanza o la política.
- La estructura política del país, incluyendo si tiene o no prensa libre.
Eliminamos contenido, incluso si tiene algún grado de interés público, cuando representa un riesgo de daño, como daño físico, emocional y financiero, o es una amenaza directa a la seguridad pública.
El contenido de todas las fuentes, incluidos los medios de comunicación, los políticos u otras personas, es elegible para una asignación de interés público. Si bien el emisor puede ser un factor importante en nuestra evaluación, no suponemos que el discurso de cualquier persona sea intrínsecamente digno de interés, incluidos los políticos.