Este texto fue publicado originalmente en La Nación
Mientras el mundo combate el COVID-19 y los países desarrollan planes para reabrir sus sociedades, es crítico entender de forma clara cómo está expandiéndose la enfermedad. Mejores datos pueden ayudar a los gobiernos a determinar dónde colocar recursos como ventiladores y equipos de protección personal y, eventualmente, cuáles áreas pueden ser reabiertas con seguridad.
Obtener datos precisos en cada condado de Estados Unidos es desafiante y obtener ese tipo de información detallada alrededor del mundo es todavía más difícil. Pero con una comunidad global de miles de millones de personas, Facebook puede ayudar a investigadores y autoridades de salud a obtener la información que necesitan para responder a la epidemia y comenzar a planear la recuperación.
Recientemente comenzamos a mostrar a la comunidad de Facebook en Estados Unidos una encuesta de síntomas voluntaria conducida por investigadores de la Carnegie Mellon University. La encuesta preguntó a las personas si tenían síntomas como fiebre, tos, falta de aliento o falta de olfato, que están asociados con el COVID-19. Como estos síntomas pueden anticipar una fase más grave de la enfermedad, el estudio puede ayudar a pronosticar cuántas personas irán al hospital en los próximos días y ofrecer un indicador temprano de dónde está creciendo la epidemia y dónde la curva está siendo achatada con éxito. Las respuestas a la encuesta son enviadas a investigadores y no son accesibles para Facebook.
Hoy el equipo de la Carnegie Mellon publicará sus hallazgos iniciales. Están recibiendo aproximadamente un millón de respuestas por semana en Estados Unidos y los resultados son promisorios. Muestran una correlación con los datos disponibles públicamente sobre casos confirmados, lo que sugiere que estos datos pueden ayudar a predecir dónde se expandirá la enfermedad. Pueden también ser usados para tener una visión detallada condado por condado. Los resultados indican, por ejemplo, que en algunos suburbios de Nueva York entre un 2 y 3 por ciento de las personas experimentan actualmente síntomas similares a los del COVID-19. Utilizando datos agregados de Carnegie Mellon, Facebook produjo su primer informe y nuevos mapas interactivos, que pretendemos actualizar diariamente durante la epidemia.
Este es un trabajo que las redes sociales están bien posicionadas para hacer. Al distribuir encuestas en una gran cantidad de personas cuyas identidades conocemos, podemos generar rápidamente suficientes señales para corregir subjetividades y garantizar que el muestreo es hecho adecuadamente. Vamos a trabajar con expertos de la University of Maryland para expandir esta encuesta globalmente y el equipo de Carnegie Mellon está construyendo un interface de aplicación, o API, que permitirá que investigadores de cualquier parte del mundo accedan a estos resultados. Esperamos que esto ayude a gobiernos y funcionarios de salud pública en todo el mundo que quizás de otra forma no tengan cómo acceder a este tipo de información precisa para tomar decisiones en las próximas semanas y meses.
Hay además otras formas en que los datos pueden ayudar en la respuesta a la epidemia. Hemos divulgado, por ejemplo, nuevos mapas de prevención de enfermedades de nuestro programa de Data for Good, que muestran de forma agregada a dónde están viajando las personas y cómo están interactuando entre regiones. Durante los últimos meses, investigadores de salud pública han usado estos datos para informar decisiones en Asia, Europa y Norteamérica. Investigadores en Taiwán fueron capaces de identificar las ciudades con mayor probabilidad de infección; pesquisadores en Italia están analizando las medidas de aislamiento social en relación a la desigualdad de ingresos; y funcionarios en California están revisando diariamente datos en sus condados para determinar el mensaje de salud pública.
También estamos trabajando con investigadores de la New York University y el centro de investigaciones Mila en Montreal, que están usando inteligencia artificial para ayudar a los hospitales a predecir mejor la necesidad de recursos limitados, como equipos de protección personal y ventiladores.
Este tipo de información puede tener un gran impacto positivo. Como todos estamos generando datos mediante las aplicaciones y dispositivos que usamos a diario, habrá seguramente muchas más oportunidades de usar datos agregados para beneficiar a la salud pública. Pero es esencial que esto sea hecho de una forma que proteja la privacidad de las personas y respete los derechos humanos.
Es importante que las organizaciones involucradas en este trabajo se comprometan a hacerlo de forma que proteja la información de las personas y que cualquier dato recolectado sea usado únicamente para responder a emergencias de salud pública y otros tipos de crisis. Combatir la pandemia ha requerido tomar medidas sin precedentes en nuestra sociedad, pero no debería significar que sacrifiquemos nuestra privacidad.
Siempre he creído que ayudar a unir a las personas a través de la comunidad nos ayudará a enfrentar nuestro mayores desafíos, no sólo compartiendo nuestras experiencias y apoyándonos unos a otros en momentos de crisis, sino también trabajando juntos a gran escala para resolver problemas. El mundo ha enfrentado pandemias en el pasado, pero esta vez tenemos un superpoder: la capacidad de reunir y compartir datos para el bien. Si lo usamos de manera responsable, soy optimista de que la información puede ayudar al mundo a responder a esta crisis de salud y ponernos en el camino de la recuperación.