En la última década, Internet ha mejorado las economías, ha reunido a las familias, ha recaudado dinero para obras benéficas y ha contribuido al cambio político. Sin embargo, Internet también ha facilitado el intercambio de contenido dañino, como el discurso de odio y la propaganda terrorista.
Los gobiernos, los académicos y otras entidades están debatiendo sobre cómo conseguir que las plataformas de Internet rindan cuentas, en particular en sus esfuerzos por mantener la seguridad de las personas y proteger derechos fundamentales como la libertad de expresión.
El año pasado, el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, pidió a los gobiernos que trabajaran con las diferentes plataformas de Internet para crear y adoptar una nueva regulación para el contenido online, señalando: «Es imposible eliminar todo el contenido dañino de Internet, pero cuando la gente usa docenas de servicios de intercambio diferentes -cada uno con sus propias políticas y procesos- necesitamos un enfoque más estandarizado».
Hoy publicamos un libro blanco en el que se establecen algunas cuestiones que la regulación de los contenidos online podría abordar.
‘Charting a Way Forward: Online Content Regulation’ se basa en los últimos avances relacionados con el tema, incluyendo esfuerzos legislativos y estudios académicos.
Avanzando en la conversación
El documento plantea cuatro cuestiones que afectan al núcleo central del debate sobre la regulación del contenido online:
- ¿Cómo puede la regulación de contenidos lograr de la mejor manera el objetivo de reducir los contenidos nocivos mientras preserva la libertad de expresión? Requiriendo sistemas tales como canales sencillos para que los usuarios puedan reportar estos contenidos o con una supervisión externa de las políticas o tomando decisiones sobre su ejecución y exigiendo procedimientos tales como informes públicos periódicos con los datos sobre la aplicación de estas políticas, la regulación podría proporcionar a los gobiernos y a las personas la información que necesitan para juzgar con precisión los esfuerzos de las compañías de redes sociales.
- ¿Cómo pueden la regulación mejorar la responsabilidad de las plataformas online? Los organismos reguladores podrían plantear algunas exigencias a las compañías, como la publicación de sus normas de contenido, consultar a las partes interesadas cuando se introduzcan cambios significativos en las normas o crear un canal para que los usuarios puedan apelar la decisión de una compañía de retirar o no retirar un contenido.
- ¿Debería la regulación exigir a las compañías de Internet que cumplan determinados objetivos de actuación? Se podría incentivar a las compañías para que cumplan objetivos específicos, como mantener la prevalencia de contenidos infractores por debajo de algún umbral acordado.
- ¿Debería la regulación definir qué «contenido dañino» debería prohibirse en Internet? Las leyes que restringen la libertad de expresión suelen ser aplicadas por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y por los tribunales. La moderación del contenido de Internet es fundamentalmente diferente. Los gobiernos deben crear normas para hacer frente a esta complejidad, que reconozcan las preferencias de los usuarios y la variación entre los servicios de Internet, que puedan aplicarse a escala y que permitan la flexibilidad en función del idioma, las tendencias y el contexto.
Directrices para una regulación futura
En la creación de soluciones reglamentarias no sólo deberían participar los legisladores, las empresas privadas y la sociedad civil, sino también aquellos que utilizan las plataformas online. Los siguientes principios se basan en las lecciones que hemos aprendido de nuestro trabajo en la lucha contra los contenidos dañinos y en nuestros debates con terceros.
- Incentivos. Garantizar la responsabilidad en los procedimientos de moderación de contenidos de las compañías será la mejor manera de incentivar que las compañías equilibren de manera responsable valores como la seguridad, la privacidad y la libertad de expresión.
- La naturaleza global de Internet. Cualquier enfoque regulatorio nacional para abordar los contenidos dañinos debe respetar la dimensión global de la red y el valor de las comunicaciones transfronterizas. Deberían tener como objetivo aumentar la interoperabilidad entre los reguladores y las normativas.
- La libertad de expresión. Además de cumplir con el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (y las directrices correspondientes), los reguladores deberían considerar las repercusiones de sus decisiones en la libertad de expresión.
- Tecnología. Los organismos reguladores deberían comprender mejor las capacidades y limitaciones de la tecnología en materia de moderación de contenidos y dar a las compañías de Internet la flexibilidad necesaria para innovar. Un enfoque que funciona para una plataforma concreta o un tipo de contenido en particular puede ser menos eficaz (o incluso contraproducente) cuando se aplica en otro lugar.
- Proporcionalidad y necesidad. Los organismos reguladores deben tener en cuenta la gravedad y la prevalencia del contenido dañino en cuestión, su situación jurídica y los esfuerzos que ya se están realizando para abordar el contenido.
Si se diseñan bien, los nuevos marcos de regulación de los contenidos dañinos pueden contribuir al éxito continuado de Internet al articular formas claras para que el gobierno, las compañías y la sociedad civil compartan responsabilidades y trabajen juntos. Si se diseñan mal, estos esfuerzos corren el riesgo de tener consecuencias imprevistas que podrían hacer que las personas estuvieran menos seguras en la red, reprimir la expresión y ralentizar la innovación.
Esperamos que el libro blanco de hoy ayude a estimular más conversaciones sobre la regulación del contenido online. Se basa en un documento que publicamos el pasado mes de septiembre sobre la portabilidad de datos, y planeamos publicar documentos similares sobre elecciones y privacidad en los próximos meses.